Esta semana Luis ha dicho una obviedad. Una obviedad tan tan tan grande que parece que se nos ha olvidado a todos. Por eso es necesario volverla a decir, una y mil veces.
Y no solo se nos ha olvidado. Algo peor. Hemos institucionalizado y normalizado lo contrario: el que fracasa siempre es el alumno.
Lanzo una pregunta a los profes, a modo de reflexión: ¿De todos los alumnos a los que hemos suspendido o empujado a repetir curso (como miembros del equipo docente que lo decide), cuántos de ellos son víctimas del fracaso del sistema en el que están inmersos y no del suyo propio?
Si la respuesta es uno solo, ya merece la pena este debate.
Replanteemos el paradigma, dice Luis. Tan asentada está esa equivocada concepción del origen del fracaso que es necesario replantear el paradigma. Es necesario un sopapo en nuestras rollizas mejillas para salir de nuestra burbuja y darnos cuenta de que las costuras del sistema educativo están formando una brecha por la que caen y desaparecen personas en forma de alumno. Personas a las que se condena a un futuro, por lo pronto, incierto.
El sistema educativo ha fracasado. No ha sabido dar respuesta a la diversidad del alumnado. No siempre el que fracasa es el alumno, no.
Por vergüenza no nos atrevemos a decirlo lo suficiente, no se nos ponga a los profes todavía más en entredicho. “El alumno merece repetir”. Malos tiempos para el colectivo docente, también, sí.
Una plaquita en todos los centros educativos con el tuit de Luis, por favor. Por lo menos, que no se nos olvide lo obvio.