El otro día, los resultados del último barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2024 nos volvían a confirmar que la población joven es la más lectora del país, siendo el tramo de edad entre 14 y 24 años el que más lee en su tiempo libre.
En mis tiempos del viejo Twitter, estadísticas parecidas salían de vez en cuando, provocando la incredulidad de no pocos docentes parroquianos de las discusiones habituales del #claustrovirtual. Mi postura en relación a este tema siempre ha sido muy clara:
Si bien es cierto que hay muchos jóvenes (y mayores) que no tocan un libro ni con un palo, en general hoy en día los jóvenes (y mayores) leen muchísimo más que antes.
No hace falta que lo justifique, pues las estadísticas lo confirman, como vemos año tras año.
Apartado ya hace meses del debate educativo, cosa que agradezco, me topo en Mastodon con este fantástico toot de Mario, que ahonda sublimemente en este enfoque, al tiempo que añade unas interesantes perspectivas. Cito textualmente:
- […] Ello no va en contra de tener una posición crítica hacia el evidente sobre-uso de aparatos electrónicos.
- […] se trata más bien de hacer sentir reconocidas y vistas a todas las personas jóvenes y niñes que sí que les gusta leer y que dedican su tiempo libre/de ocio a ello.
- […] A veces nosotros mismos construimos un panorama que en realidad no es completamente cierto, o que por lo menos invisibiliza campos y formas de vida que de hecho están ahí, y ello contribuye a que muchas personas se sientan en algunos casos desoladas, raras o aisladas.
Leyendo los anteriores fragmentos, considero muy interesante el abordaje que hace Mario desde la óptica de no ‘hacer sentir raras o aisladas’ a las personas que sí leen, que son muchísimas, tal y como nos transmiten los resultados del barómetro. En este post no hablaremos de la importancia de la salud mental en la adolescencia, y su posible conexión con este asunto.
Interesante exhortación nos hace Mario al final de su toot. Nada más y nada menos que a la lucha por nuestros derechos:
[…] Quizá deberíamos dejar de prestar tanta atención y esfuerzos a criticar a la «nueva juventud» y empezar a luchar por una jornada laboral y una reparticion del trabajo doméstico que permita a las trabajadoras y trabajadores dedicar tiempo a la lectura.
El presente toot está incrustado en el artículo. Si el autor original, lo edita o elimina, el cambio se verá reflejado también aquí.
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